MISIONES.UNO | Desde su chacra en Mavalle Pindayti, el productor Adolfo Nienzson elabora desde hace más de 20 años un vino misionero totalmente artesanal y orgánico, sin conservantes, a partir de uvas cultivadas y procesadas con técnicas tradicionales de la región.

En la zona de Mavalle Pindayti, en el municipio de Aristóbulo del Valle, se produce desde hace más de dos décadas un vino artesanal elaborado de manera totalmente orgánica. El emprendimiento pertenece a Adolfo Nienzson, productor que logró consolidar una propuesta poco habitual para Misiones, donde la vitivinicultura suele asociarse a otras regiones del país.
Nienzson relató que su vínculo con la uva comenzó en la adolescencia, cuando a los 15 años ayudaba en la cosecha en una gran plantación de un productor italiano radicado en Florentino Ameghino. Allí, mientras colaboraba en las tareas de campo, aprendió sobre el proceso de elaboración del vino, conocimientos que años más tarde retomaría en su propio proyecto, según contó en una entrevista con Canal Doce.
Tiempo después se instaló en Aristóbulo del Valle, adquirió su chacra y empezó a participar de la Feria Franca, donde inicialmente se dedicó a la venta de frutas. Con el correr del tiempo, los clientes comenzaron a solicitarle vino, lo que lo impulsó a incursionar en la elaboración artesanal. “Así arranqué y ya llevo 20 años con este proceso”, señaló el productor, que destaca como rasgo central el uso de métodos orgánicos y la ausencia total de conservantes.
El procedimiento comienza con la cosecha de las uvas en su punto óptimo de dulzor y color. Luego, Nienzson selecciona racimo por racimo para retirar las uvas verdes que podrían afectar el resultado final. Una vez clasificada, la fruta se muele y la mezcla se deposita en tanques de mil litros, donde se la remueve diariamente. Para activar la fermentación incorpora tres kilos de azúcar y deja actuar entre ocho y catorce días, de acuerdo con las condiciones climáticas, hasta que las cáscaras se elevan y las semillas se depositan en el fondo.
En esa instancia se extrae el líquido, se prensa el resto del hollejo y se trasvasa el vino a un tanque limpio, herméticamente sellado y provisto de una trampa de gas que evita el ingreso de aire y posibles contaminaciones. De este modo obtiene un producto que define como un vino puro, cuidadosamente elaborado y con identidad misionera, resultado de una combinación de saberes tradicionales, trabajo sostenido y producción orgánica.

